7.10.14

Vértigo

Milan Kundera dice que el vértigo no es el miedo a caerte, sino al deseo de tirarte.

Buceando, cuando miras al fondo, allí donde el mar deja de ser transparente, se ve un color azul. Ese azul se llama Azul Profundo. Más claro o más obscuro según la luz del día y la transparencia del mar, a veces verdoso, pero siempre azul. O negro.

El azul profundo provoca un tipo de horror muy especial: El horror vacui, porque el azul es el símbolo del vacío. Si ves el azul es que no hay nada entre tu y el límite de la visión. Ni roca, ni suelo. No ver el suelo bajo tus pies es una experiencia empequeñecedora y, a la vez, engrandecedora.

El azul profundo, tan terrible, tan odiado, tan temido, en realidad te protege. Si no fuera por él verías todos los monstruos que habitan en el mar. Verías los kraken y los tiburones, verías carabelas portuguesas y sinfonóforos: Gasolina para tus pesadillas. Y lo que es peor: Ellos te verían a ti.


Este azul profundo no da vértigo, no te llama a tirarte, es “sólo un poquito más”. Un poco más del que puedes volver en cuanto te des la vuelta. Es un poco más. Más adentro, más adentro, hasta que estás en mar abierto, luchando por ver que hay detrás del azul.

Pero cuando te das la vuelta y quieres volver a la playa es cuando te ataca el vértigo, porque cuando te das la vuelta, detrás de ti, entre la playa y tu posición, también hay azul profundo. Por eso el azul profundo no da vértigo, porque, cuando lo ves, es que ya estás cayendo en él.

No hay comentarios: