Si
el mar oliera a mar, o sea, a pescado, a lo que huelen las cosas que
sacas del mar si las dejas sin limpiar, ya sean peces o piedras, que
no es más que a todas las bacterias que tienen sobre ellas
pudriéndose, no sería un destino tan demandado. O quizá con el
tiempo sí. Si la gente que está al lado del mar terminara oliendo a
mar oler a mar sería propio, en un principio, de villanos y
pescadores, pero, con el tiempo, sería el olor del poderío
económico, de la posibilidad de ir a mar. El olor a playa es un olor
agradable y sensual. Por eso Kramer intenta vender una colonia que
huele a playa. Yo la compraría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario